El Camembert es uno de esos quesos que te abre la mente y te permite la entrada a un mundo de infinitos matices. Siendo un joven inquieto inicias tus andaduras con el Brie y su gran maridaje con el microondas, pero este se te queda corto, demasiado barato como para fardar con tus mayores de experiencia culinaria. 

Es ahí cuando se planta el Camembert. Siempre respetado por todos, te permite no quedar mal en la discusión. Posiblemente se te tilde de perezoso y clásico, pero no de estúpido. Es como si dices que te mola Bob Dylan, un poco pasadete de moda, puede, pero con conocimiento.

Pues bien, hoy os presentamos a nuestro Camembert particular de la chanson française, al genio George Brassens. Su música, sus sencillas melodías y su agradable voz nos transportan a la Francia de Posguerra, donde el mensaje es directo, elegante y con un toque popular. Escuchar su música nos relaja y alegra por partes iguales, el mejor acompañamiento para sentarse, leer y disfrutar. 

Como el buen Camembert, es mejor disfrutarlo templado y cerca de su fecha de caducidad, cuando el mensaje es más fuerte y sus matices más marcados. Coge tu libro y disfruta de la atmósfera creada a tu alrededor, donde el positivismo y buen humor se han posado y donde cualquiera puede ser un simpático personaje.