Volver a empezar #Chopin

Vuelta a la cruda realidad. Tras tres largas y aburridas semanas de vacaciones, me encuentro de vuelta en mi amada Madrid, mitad traumatizado y mitad desorientado; pura mentira, es todo trauma.
Entre tanto desánimo, y puesto que me autoconvenzo de que estoy en un periodo creativo del que salen astutos pensamientos y razonamientos, experimento una curiosa reflexión y es que, ante la carencia de influencia televisiva en mi vida actual, visualizo con completa claridad el bien común que ha hecho a varias generaciones la canción de los Corticoles.
Sí, lo digo en serio. Esa melodía era pura virtud y ahora lo veo claro: ayudaba a amueblar la cabeza, a situarla en el correcto camino de la felicidad y a cimentar las correctas bases de nuestra vida. Transmitía en diecinueve maravillosos segundos casi todos los valores importantes en la vida: Cariño, entusiasmo, alegría, optimismo, naturalidad, consumismo… Pura Virtud (atentos a la niña con la araña, ¡qué pilla!)
Pues bien, puesto que creo que hoy en día no hacen virtuosidades tan evangelizadoras como antaño, me toca a mí. Para empezar positivamente la temporada oscura que nos avecina, os dejo… no se, ¿un poco de Wagner?
No, demasiado libertario para estas fechas democráticas, no os vayáis a volver revolucionarios. Mejoraremos la apuesta con un poco de Chopin que os va a venir muy bien para estar tranquilitos, sí. Un inicio con 7 obras sueltas y para acabar un buen concierto para piano y orquesta, muy nice sobre todo el Maestoso.
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